Cada día trae su afán (y la jubilación expulsa demonios)

Leyendo el Evangelio de hoy, reflexiono algo sabido: está claro que no es necesario preocuparse mucho por lo que pueda pasar mañana o en el futuro cercano: prever un poco está bien, pero no mucho; enfrentarse a los retos diarios ya da bastante guerra
Y la jubilación no es la panacea, pero expulsa demonios.

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