Desearía mantener viva esa curiosidad de aprendiz (lo fui en la fábrica de armas de Trubia) hasta que parta la nave que no ha de tornar.
Procuro estar siempre al lado del cañón, por si acaso, y para lo que fuere menester. Poco más que añadir; la entrevista de abajo, si le apetece seguir, amplía y complementa lo dicho.