Y, a día de hoy, Chega (Basta) tiene la sartén por el mango. Si no se aprueban los presupuestos en octubre- en Portugal es distinto a España- el gobierno cae. El Partido Socialista se niega a apoyarlos y Chega dice que si no entra en el gobierno no los va a apoyar. Así que Luis Montenegro o pacta con Chega o lo tiene muy mal. Dentro de la coalición AD, y de su partido el PSD, hay partidarios del pacto. Y los hay dispuestos, desde hace tiempo, a moverle el sillón.
Portugal vira a estribor
Antonio Cuestas. Delegado de la Asoc. Amigos de Portugal en Asturias.
Acabo de pasar unos días en Portugal, donde tuve la oportunidad de comentar la situación y de presenciar varios de los intensos debates políticos en la televisión pública. Estos debates revelaron una atmósfera política vibrante, marcada por la incertidumbre y la anticipación de cambios significativos. Este contexto iba bien enfocado e invita a reflexionar sobre este inminente nuevo capítulo del panorama político portugués actual. En España no se suele prestar la debida atención a lo que sucede en nuestro país hermano, y no me refiero solo a la política.
Las elecciones se convocaron tras la dimisión, en noviembre, de Antonio Costa, el primer ministro socialista. Dimitió debido a sus «amistades peligrosas» en el marco de una investigación en marcha por una trama de influencias. Esta trama está relacionada, entre otras cosas, con el litio, del que Portugal es el primer productor de Europa y tiene las mayores reservas del continente. Aunque, de momento, dicho asunto no se ha sustanciado en nada concreto judicialmente. En cualquier caso, la mayoría absoluta que poseía el Partido Socialista (PS), la cual se alcanza con 116 de los 230 escaños de la Cámara, obtenida en enero de 2022, se ha esfumado.
Para situarnos en el escenario actual, comencemos con un repaso breve centrado en las elecciones de 2015, en las que el centroderecha resultó ganador. Sin embargo, para evitar que la derecha gobernara, se constituyó un gobierno inusual, apodado en Portugal como «Geringonça». Este término describe algo mal hecho y propenso a estropearse fácilmente; en resumen, una chapuza.
A pesar de esto, la «chapuza», compuesta por el Partido Socialista (PS), el Bloco de Esquerda (BE), el Partido Comunista Portugués (PCP) y Los Verdes (PEV), funcionó sorprendentemente bien. Antonio Costa, liderando el PS, sólo nombró ministros socialistas, destacando Mario Centeno como ministro de economía. Centeno logró resultados notables, lo que finalmente lo catapultó a la presidencia del Eurogrupo.
Asimismo, la habilidad de Costa para conseguir la aprobación de sus medidas económicas hizo que la extrema izquierda moderara sus demandas más radicales en favor de logros tangibles para los ciudadanos, como la subida de sueldos y la bajada de impuestos. Esta exitosa política la supo aprovechar bien Costa para lograr una mayoría absoluta en enero de 2023, hasta los sucesos del mencionado tráfico de influencias que lo llevó a la dimisión.
Dada la mayoría de la que disfrutaban, los socialistas querían seguir gobernando con otro primer ministro, pero el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, decidió convocar las actuales elecciones, atendiendo a las peticiones de los partidos de la oposición.
La medida de convocar del “Profesor Marcelo”, antiguo profesor universitario, y que por su tono educativo y su manera de comunicarse con el público le han ganado este apelativo cariñoso entre los portugueses podrá gustar o no, pero la decisión entra dentro de sus competencias constitucionales. No es jefe de estado de representación, como pasa en muchas democracias europeas. Sin salirnos de Europa, no tiene tanto poder como el presidente de Francia, pero sí bastante más que el de otros países. Como curiosidad, es un gran amigo de España y se desenvuelve bien en nuestra lengua.
Quizás les haya llamado la atención el nombre Partido Socialdemócrata para un partido de derechas o de centro derecha, como se definen. Es debido a que el golpe dado el 25 de abril de 1974, Revolución de los Claveles, de las que se cumplirán en breve los 50 años, inicialmente tenía una componente de extrema izquierda, si bien luego fueron los militares más moderados los que se hicieron con el poder frente a los más radicales. En ese contexto extremista inicial, los partidos de derechas -de facto- quedaron prohibidos, eufemísticamente se autodenominaban de centro.
Veamos, telegráficamente, la situación actual: 1) la mayoría de las encuestas acertaron que el PSD (Partido Socialdemócrata, con similitudes al PP español) ganaría; mejor dicho, ganaría la coalición Alianza Democrática (AD) llamada la nueva AD, o AD 2.0, pues es heredera de la antigua Alianza Democrática: engloba al Partido Social Demócrata (PSD), el Partido Popular democristiano (CDS-PP) y el Partido Popular Monárquico (PPM), pero por escaso margen sobre el PS.
2) El presunto caso de corrupción del primer ministro queda en segundo plano. Los portugueses sienten los problemas estructurales del país y te los transmiten a pie de calle: la carestía de la vida, problemas con la Sanidad Pública, etc. Portugal es ya un país tan caro o más que España.
3) El partido Chega (Basta), el VOX de Portugal para entendernos, que ya fue tercera fuerza en las elecciones pasadas, pronosticaban que duplicaría sus porcentajes. También acertaron, con un 18% más que duplican porcentaje y cuadruplican sus representantes, de 12 a 48.
4) El candidato de AD, Luis Montenegro, ha dicho, por activa y pasiva, que no gobernaría con Chega. Lo que me manifestaron los portugueses indica que se creen más las promesas que en España, veremos.
Los debates que he presenciado y las conversaciones en las calles subrayan no solo la diversidad de opiniones, sino también la vibrante vida democrática del país. A pesar de una habitual alta abstención. La participación electoral del 66%, un notable aumento del 15% respecto a las elecciones de 2022, ha sido interpretada por todas las formaciones políticas como una demostración clara de la voluntad de cambio por parte de la ciudadanía. Este deseo por una nueva dirección ha sido particularmente enfatizado por los partidos de derecha, quienes ven en los resultados una validación de su llamada a una alternancia en el poder.
La alianza PSD+CDS+Monárquicos emerge indudablemente como la principal favorita en esta carrera. Navegan en aguas turbulentas con la esperanza de capturar la mayoría necesaria para gobernar. No obstante, la potencial incorporación de otro partido, Iniciativa Liberal (IL), que cuenta con un estimado del 5 % de los votos, añade una capa adicional de complejidad al ya intrincado panorama político.
A falta de los resultados finales- debido al voto emigrante tardarán aún unos días en ser definitivos- se demuestra que en democracia, cada voto cuenta y cada elección tiene consecuencias profundas. Este próximo capítulo en la historia política portuguesa no solo decidirá el rumbo del país en los años venideros, sino que también podría enviar ondas a través de la península ibérica, y más allá.
Assim é, CHEGA, chegou e convenceu sobre tudo no Algarve que é onde melhor se vive. Porque será?
Para muitos portugueses são os grandes vencedores.
Gracias, maestro. Me alegra que una persona tan documentada como tú dé el visto bueno a lo que digo. Gracias Sr. Duarte.