Eva García Escritora, presidenta y fundadora de The Legacy, asociación que estrecha los vínculos entre España y Estados Unidos. Acaba de publicar «La casa del algodón»
«La mujer española llevó a América la fuerza, las dotes de mando y el liderazgo»
«La importancia que España tiene en la historia de Estados Unidos es imposible de obviar, pero llevamos años aceptando el relato de otros»
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Eva García, presidenta de The Legacy. | | LNE
Eva García, presidenta y fundadora de la asociación The Legacy, nació en Bilbao y creció en Málaga, donde trabajaba como productora y locutora de radio, cuando le ofrecieron irse a Chicago. Pasó más de 20 años en Estados Unidos y Latinoamérica. De ellos, quince los ha dedicado a la comunicación, al protocolo y a las relaciones institucionales, en el ámbito de la Defensa y la Seguridad. En 2004 regresó a España y desde entonces se ha convertido en promotora incansable de la difusión del legado español en los Estados Unidos. Para ello fundó The Legacy, la asociación que ha promovido, entre otras cosas, la llegada del retrato del héroe Bernardo de Gálvez al Capitolio, o la exposición «El legado español en los Estados Unidos de América», en colaboración con la Subdirección General de Publicaciones y Patrimonio Cultural del Ministerio de Defensa, que puede verse hasta el 15 de marzo en Villaviciosa. En su faceta de escritora Eva García acaba de publicar «La casa del algodón», el libro que presentó el pasado miércoles en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA y que también tiene un trasfondo asturiano.
–¿Qué objetivo persigue la asociación The Legacy?
–The Legacy nació con el firme objetivo de hacer justicia histórica y poner a los españoles en el lugar que se merecen. Llevamos demasiados años aceptando el relato que otros nos han contado. Otros con unos intereses muy alejados de los nuestros. La importancia de España en los Estados Unidos de América es un ejemplo y es imposible de obviar. The Legacy desea ser el puente hacia esa desconocida historia.
–¿Somos conscientes de ese gran legado?
–Absolutamente no. Los españoles pusimos pie en territorio norteamericano en 1513, fuimos los primeros europeos en llegar, con el vallisoletano Ponce de León, y los primeros en fundar una ciudad de la envergadura de San Agustín de la Florida, gracias al avilesino Pedro Menéndez de Avilés. El Virreinato de Nueva España incluyó el territorio de los actuales Estados Unidos de América, desde 1535 hasta 1821. Aquellas tierras eran España y abarcaban los actuales estados de Nevada, California, Colorado, Utah, Arizona, Texas, Oregón, Washington, y Florida y además, parcialmente, los estados de Idaho, Montana, Wyoming, Kansas, Oklahoma y la Luisiana. Esto fue así casi 300 años. Con el importante dato de que no éramos colonias, éramos provincias de ultramar.
–El revisionismo que prolifera del otro lado del Atlántico parece difícil de contrarrestar…
–Ese revisionismo no lleva ni un año ni dos, lleva más de 500 años. Lo que está ocurriendo con nuestra historia es la crónica de una muerte anunciada. Lo que tenemos que hacer es actuar, unirnos en una estrategia de ataque a esa desinformación. La mejor manera es contar la historia con una base real y documentada, tal y como lo promovemos desde nuestro exitoso «Proyecto eÑe», con el lema de «por un relato justo y documentado de nuestra historia». La difusión es la clave. La ignorancia es muy atrevida pero cuando se encuentra con la verdad de frente, entonces, tiene las patas muy cortas.
–Entre todo este activismo frenético que desarrolla, ha tenido tiempo de escribir una novela, dedicada a su madre.
–Mi novela, «La casa del Algodón», nace con una gran ambición cinematográfica. La magia del cine supera la fuerza de mil manuales de historia. Necesitamos un Oscar en nuestra historia, con nuestra gente y en nuestros hogares. «El Patriota», «Braveheart», «La Lista de Schindler»… son solo algunos ejemplos de historias inspiradas en hechos reales que se han convertido en un referente social y global. Quiero, deseo que seamos un referente social, un referente de ese espíritu aventurero que los españoles lo llevamos en el ADN.
–Nos acercamos al 8-M… ¿Cuál ha sido el papel de la mujer en esa historia que España comparte con América?
–Ha sido fundamental. En los registros aparecen más de 10.000 mujeres que cruzaron el Atlántico para empezar allí una nueva vida, pero fueron muchas más. Las mujeres españolas llevaron allí el liderazgo porque nuestra sociedad es matriarcal y la fuerza y el carácter desembocan en la valentía y las dotes de mando. Ellas llevaron el instinto maternal fuera de sus zonas de confort, ya que en muchas ocasiones, cuando llegaban, se encontraban con hijos de sus maridos o huérfanos de otras mujeres. Dejaron allí nuestra gastronomía, las artes de la escritura, de la costura, el trabajar los tejidos, las costumbres. El ejemplo de Isabel Barreto, la protagonista, es un referente, como mujer y como española.
–¿Le ha hecho especial ilusión presentar su libro en Oviedo, en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA?
–Ni se imagina lo importante que ha sido para mi poder presentarlo aquí. Oviedo es parte del libro, breve pero de peso. Hay un personaje entrañable que pierde su esposa, es de Luarca y llega hasta Oviedo cumpliendo una promesa. Esa promesa le cambiará la vida cuando conoce al padre Feijoo.
–Además una parte de la novela está escrita en Asturias…
–Así es. Venir ha sido volver a las raíces del nacimiento de esta trepidante historia, inspirada en hechos reales. Volver a Asturias es recordar ese viaje a lo desconocido, que culminó en esta historia, con un cambio de rumbo inesperado, provocado por la traición, la violencia, la envidia, las ansias de poder y el amor, que es la emoción más fuerte de todas, la que realmente mueve el mundo.
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