Al igual que las ciencias no tienen que estar reñidas con las letras, sino todo lo contrario; las armas tampoco tienen que estar reñidas con el arte. Hay que darle espíritu a todo, nuestro infante de marina más famoso, el manco de Lepanto, el gran Cervantes, ya lo decía «Las armas requieren espíritu como las letras».
Cada cierto tiempo toco el tema del arte en la Fábrica de Armas de Trubia y siempre aparece, como pueden comprobar en cada reseña, el investigador trubieco Roberto Suárez. No es de extrañar, él ha desempolvado los legajos que dormían el sueño de los justos por los distintos archivos y ha dado brillo, de nuevo, a muchos datos interesantes que reflejan el esplendor de la fábrica y, con ello, el de las muchas decenas de miles de personas que en ella trabajaron.
Roberto no investiga sólo lo artístico, sino lo armamentístico; resumiendo: todo, o casi todo, lo relacionado con Trubia, incluyendo hasta recreaciones históricas.
Yendo al título de esta entrada, el busto del marido de Isabel II Francisco de Asís ganó el premio de la Expo de Londres de 1851*, la que se puede considerar la primera Exposición Universal fetén. Ilustra, su busto, la portada del libro del RIDEA y de la exposición de bronces de la que Suárez fue comisario. Cito textual del libro que nos ocupa «A la fábrica nacional se le concedió la medalla de oro que pasó a formar parte -desde fines de 1852- del fondos del Museo de Artillería…»
*Se recomienda la lectura de este artículo donde se recogen los premios obtenidos en las diferentes exposiciones en las que participó Trubia.
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