Tras publicar la razón de las dos vueltas en Francia y, también, la debacle del PS francés; las portadas de dos periódicos tradicionales franceses -Le Figaro, derechas y Le Monde, izquierdas- dejan claro que el ganador es Macrón, 58% de los votos, frente a Le Pen, 41 %. Sin embargo, respecto a las anteriores presidenciales Macron perdió ocho puntos, pasa del 66 al 58% y Le Pen los ganó, del 33 al 41%.
Mi análisis de las cifras vienen a corroborar lo que decía: las sociedades españolas y francesas se parecen mucho más de lo que pensamos.
Están asustados por la abstención de 29%, pero la verdad es que en España una participación del 71% no estaría nada mal. Ambas sociedades cada día más desencantadas de la política, esa parece ser la tendencia.
Otra tendencia es la polarización a los extremos, tanto de derecha Le Pen como de izquierda Mélenchon. Macron se ha hecho con todo el centro, desapareciendo los partidos tradicionales. Son, básicamente, las personas mayores, añorantes de esos partidos, las que lo mantienen. Los jóvenes se van a los extremos, especialmente a la derecha.
Los extremos que más crecen en sus resultados son los de Le Pen. No deja de crecer, su padre sacó el 17%, ella había sacado el mencionado 33% y ahora subió al 41%. Es decir, actualmente, más de 4 de cada diez franceses la votó. Ha contribuido lo que llaman la «desdiabolización» de la candidata. Ayudó la aparición de Éric Zemmour con un discurso más claro y directo, más a la derecha.
En el otro extremo tenemos a Mélenchon, sus votantes son claramente anti Macron, pero siendo de extrema izquierda a algunos les resultó difícil votar a Le Pen. Dicen que un tercio votó a Macron, otro tercio se abstuvo y el tercer tercio sí voto a Le Pen. Ésta los cultivó ofertándoles muchas medidas económicas de izquierdas. Al fin y al cabo, los llamados chalecos amarillos, antiMacron, de derechas y de izquierdas habían pasado muchas horas juntos en las calles.
El voto al presidente se centró en las grandes ciudades y la candidata ganó en las pequeñas y en el mundo rural. En el debate televisivo se vio claramente que Macron estaba preocupado por nimiedades, tipo franceses y francesas,y que Le Pen hablaba más de los problemas reales de las personas. No cabe duda de que Macron maneja bien la comunicación y proyecta una imagen muy superior a la de Le Pen, pero esa cercanía a los problemas reales le dieron votos a la candidata.
Cierto que Macron la atacó fuertemente con el tema de la invasión rusa de Ucrania, y es que en su día el partido de Le Pen no obtenía los créditos necesarios de los bancos franceses y se fue a buscarlos a los bancos rusos. Claro que Putin no se había destapado del todo y no parecía tan peligroso (que se lo digan a Alemania, que le fió todas sus necesidades de gas), pero Macron, animal político al fin y al cabo, aprovechó la actualidad para atacarla y quitarle votos.
En breve, legislativas. De hecho en el mismo discurso de las presidenciales ya empezaron con la campaña de las legislativas. Oficialmente se inicia el 30 de mayo, y la primera y segunda vuelta el 12 y 17 de junio, respectivamente. Si habrá o no cohabitación, en este segundo mandato de Macron lo veremos, Dm, en otra entrada.
Lo que más me gustó de estas elecciones fue que todos los candidatos, todos, cerraron sus actos con su himno nacional. Todavía hay cosas que admirar.
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