Portugal vira a estribor ( Mi artículo de El Comercio)

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Portugal vira a estribor
Antonio Cuestas. Delegado de la Asociación Amigos de Portugal en Asturias.

Acabo de pasar unos días en Portugal, presenciando intensos debates políticos que revelaron una atmósfera política vibrante y que invitaba a reflexionar sobre el panorama político portugués. En España no se suele prestar la debida atención a lo que sucede en nuestro país hermano, y no me refiero solo a la política.

Las elecciones se convocaron tras la dimisión de Antonio Costa, primer ministro socialista, debido a una investigación por tráfico de influencias, relacionada, entre otros asuntos, con la explotación del litio del que Portugal es el primer productor de Europa y tiene las mayores reservas del continente. A pesar de no haber resultados judiciales concretos, la sólida mayoría del Partido Socialista en la Asamblea se esfumaba.
Para situarnos, vayamos a los antecedentes. En 2015, para evitar que la derecha gobernara, se constituyó una inusual coalición apodada Geringonça (chapuza), compuesta por el Partido Socialista (PS), el Bloco de Esquerda (BE), el Partido Comunista (PCP) y Los Verdes (PEV), que funcionó sorprendentemente bien. Antonio Costa sólo nombró ministros socialistas, destacando Mario Centeno como ministro de economía.
La habilidad de Costa para conseguir la aprobación de sus medidas económicas hizo que la extrema izquierda moderara sus demandas en favor de logros tangibles para los ciudadanos, como la subida de sueldos y la bajada de impuestos. Costa lo aprovechó logrando la mayoría absoluta en enero de 2022.

Tras la dimisión, los socialistas querían seguir gobernando con Centeno de primer ministro, dada la confortable mayoría que poseían. Pero el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, decidió convocar elecciones. “O profesor Marcelo”, antiguo profesor universitario, que por su tono didáctico se ha ganado este apelativo cariñoso entre los portugueses, no es un jefe de estado de mera representación. Sin salirnos de Europa, no tiene tanto poder como el presidente de Francia, pero sí bastante más que el de otros países y era una decisión que entra dentro de sus competencias constitucionales. Como curiosidad, es un gran amigo de España y se desenvuelve bien en nuestra lengua.
Quizás les haya llamado la atención el nombre Partido Socialdemócrata para un partido de derechas. Se debe a que el golpe dado el 25 de abril de 1974, Revolución de los Claveles, de las que se cumplen los 50 años, inicialmente tenía una componente de extrema izquierda, si bien luego fueron los militares más moderados los que se hicieron con el poder frente a los más radicales. En ese contexto extremista inicial, los partidos de derechas -de facto- quedaron prohibidos.

Veamos, telegráficamente, la situación actual: 1) la mayoría de las encuestas acertaron que el PSD (Partido Socialdemócrata, con similitudes al PP español) ganaría; mejor dicho, ganaría la coalición Alianza Democrática (AD) que engloba al Partido Social Demócrata (PSD), el Partido Popular democristiano (CDS-PP) y el Partido Popular Monárquico (PPM), por escaso margen sobre el PS, bastante menos de lo que preveían las encuestas.
2) Los portugueses sienten los problemas estructurales del país y te los transmiten a pie de calle: la carestía de la vida, problemas con la Sanidad Pública, vivienda, etc. Portugal es ya un país tan caro o más que España.
3) El partido Chega (Basta), el VOX de Portugal para entendernos, que ya fue tercera fuerza en las elecciones pasadas, pronosticaban que doblaría sus porcentajes. También acertaron, con un 18% más que duplican porcentaje y cuadruplican sus representantes, de 12 a 48.
4) El candidato de AD, Luis Montenegro, ha reiterado que no gobernaría con Chega, una promesa política que los portugueses parecen tomar más en serio que en España.

Los debates que he presenciado y las conversaciones subrayan la vibrante vida democrática del país. A pesar de una habitual alta abstención, la participación electoral fue del 66%, con un notable aumento del 15% respecto a las elecciones de 2022, cuestión enfatizada por los partidos de derecha, quienes ven en los resultados una reválida de su llamada a la alternancia en el poder.
Este dinámico capítulo, que se está escribiendo ahora en Portugal, no solo decidirá el rumbo del país en los años venideros, sino que también podría enviar ondas a través de la península ibérica, y más allá.

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