Han pasado 50 años desde aquel momento en que un grupo de jóvenes con 14 años dio sus primeros pasos en la prestigiosa institución. Probablemente la primera Escuela de Formación Profesional Obrera del mundo. Este aniversario marcó indudablemente nuestras vidas, y pasamos a formar parte de esa pequeña historia que escribimos junto a otros miles de aprendices de ésta que, como se reconoce ampliamente, contribuyeron al despegue industrial de España.
La Escuela, fundada en 1850, sigue resaltando por su fecundo legado proporcionado a lo largo de sus 150 años de existencia. Tuvo un compromiso innegable con el desarrollo de habilidades técnicas en la industria, pero la formación era integral, con transmisión, asimismo, de una serie de imperecederos valores clásicos.
Se añora aún más según pasa el tiempo y, en particular, cuando se ven las vueltas que le dan nuestros dirigentes a la FP, y en especial a la FP Dual, siendo muchos de ellos desconocedores de que el general Elorza la implantó por vez primera hace siglos –y con éxito probado– en ese rincón del valle del Trubia.
Durante este medio siglo que conmemoramos nos hemos sentido parte de esa tradición heredada. La entrada de aprendices en Trubia ha moldeado la carrera de miles de jóvenes, preparándolos para contribuir de manera significativa en el ámbito industrial y honrando la tradición de excelencia establecida por esta querida y emblemática institución tan digna de imitación.
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