Partiendo de la premisa de que las comparaciones son odiosas y de que la pérdida de una sola vida humana inocente es lamentable, no dejan de ser curiosas las declaraciones del bravo presidente ucraniano Zelensky, ayer en el parlamento español, donde intervino mencionando a Guernica.
En Guernica, según las fuentes, murieron entre 150 y 250 personas. En el cerco republicano sobre el Oviedo nacional, sólo en los tres primeros meses, hasta octubre del 36, y de bajas militares- nótese que no se habla de las muchas muertes de civiles- se perdieron más de 3.000 vidas. Empezaron unos 4000 defensores y cuando las Columnas Gallegas establecieron el primer contacto con los defensores quedaban 500 contando los heridos. Y quedaba todavía otro año más de suplicio pues la aviación republicana y, sobre todo su artillería, siguió machacando la ciudad- 120.000 proyectiles de artillería y 10.000 bombas de aviación- hasta octubre del 37, fecha en la que se acabó la Guerra Civil en Asturias.
Oviedo, ciudad mártir, la más destruida en la Guerra Civil Española.
Lo anterior da una idea del enorme poder de la propaganda, especialmente la comunista, que llega hasta nuestros días, y que ya desde 1917 había creado escuela. Goebbels, el genio de la propaganda nacional socialista alemana, bebe de la escuela de propaganda de los maestros comunistas.
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