Mucho, y con muchos errores habitualmente, se ha dicho de la intervención de Franco en la eufemísticamente llamada Revolución del 34; un error, como reconoció uno de sus máximos responsables- Indalecio Prieto (PSOE)- que pidió perdón desde su exilio mexicano por el golpe del 34 que tan maltrecha dejó a la República que se tuvo que emplear a fondo para sofocar el levantamiento.
Franco intervino ante la llamada del ministro de la Guerra de la II República, Sr. Hidalgo, que lo nombró su asesor, aprovechando que estaba Franco en Madrid, tras unas maniobras militares.
Dejo un pequeño extracto de las dos páginas (abajo en PDF) de la gran obra de Artemio Mortera Diario de la Guerra Aérea en Asturias 1934-1937. disponible en red.
(Extracto del PDF) Al mismo tiempo se ordenaba al aeródromo de León el envío sobre Asturias de una escuadrilla con la misión primordial de realizar un reconocimiento exhaustivo que proporcionase las informaciones pertinentes sobre la situación en las zonas en que iban a operar las unidades mencionadas, para cuyo mando nombraba el ministro Hidalgo al general don Eduardo López Ochoa. Al mismo tiempo, sorteando al Estado Mayor del Ejército, que no parecía inspirarle demasiada confianza, hacía llamar al general don Francisco Franco –Comandante Militar de Baleares y, a la sazón, presente en Madrid, tras haber asistido invitado a unas maniobras militares que habían tenido lugar en León– al que designaba asesor personal suyo, cargo desde el que dirigiría todas las operaciones militares que iban a desarrollarse en Asturias.
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