Con motivo del nombramiento del nuevo capellán castrense del Regimiento Príncipe en Asturias, leí esta buena entrevista que le hicieron hace un tiempo.
El páter es una figura, poco conocida en general, que aúna su doble condición de sacerdote y militar. En la profesión donde la muerte puede vislumbrarse en ocasiones, no es de extrañar que históricamente su figura sea muy importante. No hablamos sólo del pasado o de misiones exteriores, en los años de los múltiples asesinatos de la banda terrorista ETA su labor con militares y policías fue esencial.
Recuerdo hace unos años ya, en conferencia organizada por la Asociación ARES de Reservistas Españoles en Asturias– en el Ateneo Jovellanos de Gijón, en la que mi amigo y hermano ibérico Daniel Gouveia nos deleitó con sus vivencias como alférez en la Guerra de Angola , un pasaje referido a su páter(capelão), que con expresa autorización del autor del libro Arcanjos e bons demónios (Arcángeles y buenos demonios), traduzco.
Para situar al amable lector: había habido un incidente con uso de armas y un soldado interpela al páter con una pregunta difícil:
– Oye: tú eres sacerdote. Tu religión te prohíbe matar. Imagina que hoy hubiera sido grave y, de repente, tuvieras a un enemigo delante apuntándote con un arma. ¿Qué hacías?
– Hijo, no tendría ningún problema… ¡lo liquidaba!
– Pero era tu prójimo…hermano, a los ojos de Dios.
-No te preocupes, lo tengo todo previsto. Mojé las puntas de mis balas en el aceite consagrado... ¡así que ya llevan la extremaunción!
(Dedicado al capitán capellán castrense don Juan Luís García)
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