En Lisboa hay mucho que ver, pero si es la primera vez que la visitas, o acompañas a alguien que no conoce la ciudad, hay dos paradas prácticamente obligatorias: el Monasterio de los Jerónimos y la Torre de Belém. Ambas son joyas arquitectónicas cargadas de historia y situadas muy cerca una de la otra en el barrio de Belém.
El Monasterio de los Jerónimos, con su impresionante estilo manuelino, deja sin palabras a quien lo visita. Pero además, en su ala oeste se encuentra una auténtica joya para los amantes del mar y la historia: el Museo Naval (Museu de Marinha), que recomiendo encarecidamente.
Si caminas un poco más hacia la Torre de Belém, además de disfrutar de una vista espectacular del río Tajo y de este símbolo del poder naval portugués, te encontrarás con una sorpresa especial para quienes, como yo, aman la historia militar y la industria asturiana: un cañón de mi Trubia querida. Sí, Trubia en Lisboa, un detalle que hará sonreír a los asturianos o a quienes disfrutan explorando nuestra huella industrial y militar.
Si quieres saber más sobre ese cañón y la conexión de Trubia con Lisboa, puedes leerlo aquí: cañón de mi Trubia querida.
Impresionante Bergantín Real, de 1778, usado en la boda de João VI. Su último uso fue transportar a la reina de Inglaterra por el Tajo en 1957.
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