Es de justicia reconocer el extraordinario esfuerzo que realiza el equipo de recreación histórica, cuyo trabajo de divulgación no deja de sorprendernos por su calidad y dedicación. La nueva ubicación en San Román, con el histórico palacio de los Valdés Bazán y la cercana joya de la Cueva de la Peña, ha supuesto un notable avance respecto a las ediciones anteriores en Grullos.
Para quienes amamos la historia, no podemos sino felicitarlos. Han recreado los eventos de la insurgencia de 1934, un tema actualmente tan delicado —o probablemente más que la propia Guerra Civil— con gran fidelidad a los hechos, fruto de un trabajo minucioso y muchas horas de dedicación.
Aunque, como es lógico en cualquier recreación, pueden aparecer algunos pequeños deslices, como en la exactitud del lenguaje* o en la dramatización de la muerte de Aida Lafuente**. Pero, en definitiva, son detalles que no opacan un trabajo tan encomiable. Bien podríamos adaptar el dicho: «el que esté libre de deslices, que tire la primera piedra».
Es un trabajo completamente digno de elogio, llevado a cabo por auténticos profesionales, aunque sea un proyecto impulsado por aficionados movidos por puro amor al arte. No olvidemos que tanto los recreadores locales como aquellos que vienen de fuera invierten su tiempo y dinero en mantener viva nuestra historia.
*Respecto al uso del término «tropas coloniales» para referirse a la Legión y los Regulares, es importante recordar que, aunque sea una extensión terminológica aplicable a otras potencias europeas, el protectorado español en Marruecos no era una colonia, sino una zona dependiente del Sultán. Y esas tropas, igual que ahora, eran unidades del Ejército Español, en 1934 al servicio de la República para sofocar el golpe.
**En cuanto a Aida Lafuente, dada la incertidumbre sobre su muerte (como bien señalaba el guía, si fue en combate disparando su metralleta contra los legionarios o ejecutada por ellos), sería más prudente evitar la teatralización de su fusilamiento. Ante la duda, es mejor dejar la puerta abierta a la interpretación de los hechos. Por cierto, la militante leonesa del PC tenía 19 para 20 años, no 16, como cantan las canciones que sustentan el mito.
En cualquier caso, ¡que sigan muchos años más de divulgación histórica tan apasionada y bien ejecutada!
Foto del viernes a las 20:05 preparándose para una de las recreaciones.
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