El cañón del asunto mide, en miniatura, unos dos metros, con todo su aparataje. Es un obús de 149,1/30 llamado así en honor al coronel Ayuela Jiménez, director de la fábrica de 1937 a 1943, que empujó fuertemente la construcción de varios cañones.
Ayuela fue de los pocos oficiales de la fábrica que se unieron a los sublevados en Oviedo. En 1936 era teniente coronel y jefe de fabricación en Trubia. Estuvo con los defensores de Oviedo junto con otro oficial, capitán pagador de Santiago, que también se quedó en el sitiado Oviedo. El resto de oficiales artilleros permaneció al lado de su coronel Franco Mussió, a pesar de sus simpatías, en mayor o menor grado, por los nacionales. El caso más claro fue el capitán Panadero acribillado a balazos por los milicianos cuando, a nado por el río, trataba de pasarse al otro bando en el sector de Bayo.
Artemio Mortera, que es quién más sabe de esto, tanto de armamento como de la Guerra Civil, lo relata en su libro La Fábrica de Trubia: dos siglos de tecnología artillera, imprescindible para quien le guste conocer la historia de la fábrica.
Ayuela lanzó fuertemente la producción en la fábrica tras el fin de la contienda, en octubre del 37, en Asturias, aunque en guerra en el resto de los frentes. En los 15 meses de guerra, con Franco Mussió, apenas si se fabrican más de una decena de cañones, llegándose a los 120 en el año siguiente.
En el haber del coronel Ayuela está la vehemente defensa que hizo para lograr la reapertura de la Escuela de Aprendices en 1940, cerrada en 1936.
En 1943, al ascender a general, se le rinde homenaje en Trubia. El bastón de mando lo pagó el personal de la fábrica y el fajín de general lo costearon, en su totalidad, los alumnos de la Escuela. (Historia de la Escuela de Formación Profesional de la Fábrica de Cañones de Trubia, de mis buenos amigos Sarasola y Suárez, qepd ambos).
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